La terapia puede durar más o menos tiempo según la gravedad de los brotes. Mientras esperas a que tu piel mejore, puedes intentar adoptar nuevos hábitos que beneficien tanto a tu piel como a tu estado de ánimo. Sigue
la guía.
Los brotes suelen estar relacionados con una combinación de factores. En primer lugar, las hormonas: son las que provocan la primera aparición de los brotes en la adolescencia. Favorecen la secreción
de sebo y la aparición de granos (¡que afecta al 80 % de los adolescentes!)* en el rostro, la espalda, el escote y los hombros…
Hay otros elementos que también pueden explicar los brotes: la herencia genética (¿tus padres los padecieron?), pero también el estilo de vida. El estrés, por ejemplo, puede aumentar
la producción de sebo. Todos lo hemos notado en la víspera de un examen o de una cita: ¡siempre es en el peor momento posible cuando aparece un grano!
Entonces, ¿cómo podemos reducir el estrés que provoca los brotes? Si tan solo tuviéramos una receta milagrosa… ¿Por qué no empezar por practicar actividades que favorezcan
la relajación y la regulación emocional, como el yoga, la sofrología o la meditación? Sus diferentes métodos de respiración ahuyentan el estrés y mejoran la oxigenación
del cuerpo y, por lo tanto, de la piel. Tu rostro se beneficia: tu cutis está más fresco y luminoso; la apariencia de los brotes se reduce.
Ejercitarse periódicamente también puede ayudar en la terapia contra los brotes. Con el ejercicio, como con cualquier terapia, los resultados no serán inmediatos, por lo que hay que perseverar.
Joris Palomé, entrenador de atletismo
Muévete más, duerme mejor
Si prefieres el fútbol o correr para relajarte, ¡también está bien! Poner el cuerpo en movimiento solo tiene ventajas: estimula la producción de un coctel de hormonas del placer (sobre
todo, endorfinas) que tiene un efecto positivo sobre el estrés.
La actividad física también estimula la circulación sanguínea, lo que hace que te veas mejor: ¡perfecto para la confianza en ti mismo! Esto es especialmente cierto si sigues unas reglas
sencillas. Por ejemplo, es mejor limpiar la piel antes y justo después de la sesión para evitar que el maquillaje o simplemente el sebo (sumado a la transpiración) se acumulen en los poros,
los obstruya y provoque brotes. Y si la actividad tiene lugar en el exterior, debes aplicarte protector solar (recuerda: el sol es el mejor amigo falso de los brotes).
A razón de dos o tres sesiones por semana, el ejercicio favorecerá por fin el sueño, uno de los mejores aliados de una piel sana.
No existe una dieta antiimperfecciones, pero se pueden seguir algunas reglas sencillas para evitar que se agrave la afección.
Alimentos a tener en cuenta
Hay muchas ideas preconcebidas sobre los alimentos que favorecen los brotes. Ahora sabemos un poco más sobre los alimentos que realmente desempeñan una función: se trata principalmente
de alimentos con un alto índice glucémico; es decir, alimentos ricos en azúcar. Los dulces, los refrescos, las pastas para untar y las barritas de chocolate, por supuesto, pero también
las patatas fritas, los panes de hamburguesa, etc. Puedes comerlos, pero con moderación.
Alimentos que se deben priorizar, según el caso
Cuanto menos refinados, cocinados y procesados sean los alimentos, mejor serán para tu cuerpo y tu piel, siempre que elijas una dieta variada y equilibrada que contenga proteínas además
de grasas, fibras e hidratos de carbono. Los huevos, las carnes y los pescados grasos, las verduras secas y frescas, los cereales integrales y las frutas enteras son los alimentos que debes elegir.
El secreto de una piel bonita es también la hidratación. ¿Pero cómo?
¿Es necesario beber litros y litros de agua para deshacerse de las imperfecciones? No es tan sencillo, y desde luego no lo recomiendan los científicos. Lo que sí se sabe es que el cuerpo necesita
estar lo suficientemente hidratado a diario como para compensar el agua que se pierde a través de la orina y el sudor, y para mantener la piel sana. Esta hidratación se consigue si bebes agua,
por supuesto, pero también si consumes frutas y verduras, así como sopas e infusiones.
Hacer deporte para desestresarse y dormir mejor, llevar una dieta equilibrada, acordarse de mantenerse hidratado… Estos hábitos pueden ayudarte a sentirte mejor con tu cuerpo y tu piel. La elección
de los productos que se aplican a la piel también es importante, ya que los productos inadecuados también favorecen los brotes. Para limpiar, hidratar, proteger, purificar y calmar tu piel
propensa a los brotes, elige fórmulas especialmente diseñadas para ti.